Isaac Bigio
Analista Internacional
Adital
El presidente de EEUU anunció la ejecución de Osama Bin Laden, a uno de sus hijos y a otras personas más en una operación de 40 minutos en la cual ninguno de sus soldados fue herido. Para Obama se ha hecho justicia propinando el peor golpe a Al Qaeda en sus dos décadas que esta lleva en conflicto contra Occidente.
La Casa Blanca afirma que tiene el cadáver de Bin Laden, el mismo que no ha mostrado al público y que debería ser el de la figura de la mayor red mundial de terrorismo islámico debido a que su ADN es afín al que la CIA conoce a partir de un pariente suyo.
Hasta el momento ninguna fuente de Al Qaeda ha reconocido su muerte, aunque algunos simpatizantes de estas han escrito en redes sociales que, al menos, el habría sido transformado en un mártir y habría eludido la suerte de Hussein quien fuera apresado para luego ser humillado, juzgado y colgado.
Este hecho plantea una serie de cuestiones.Una es acerca de las circunstancias en las cuales el habría sido ubicado. Tras haber bombardeado durante años diversas áreas en la frontera entre Afganistán y Pakistán, finalmente lo habrían detectado en una mansión en las afueras de Islamabad, la capital de Pakistán.
La CIA habría interceptado un currier de Bin Laden, el mismo que tenía una casa de $1 millón rodeada de muros de 3 a 6 metros de altura y sospechosamente sin tener servicios de teléfono o internet. Para alguien que se esconde de la CIA lo ideal es estar cambiando constantemente de lugar, pero a Bin Laden se le habría encontrado en una casa que llamaba la atención y no lejos de donde residen altos oficiales y personalidades del régimen de dicho país.
El Pentágono lanzó el operativo sin notificar a Pakistán, de cuyas autoridades, pese a considerarles un aliado, tiene desconfianza debido a que estas, al igual que la CIA en la década de los ochentas, patrocinaron tanto a Al Qaeda contra los soviéticos.
Esto va a reforzar las tendencias dentro de los EEUU que sostienen el derecho de su superpotencia a intervenir en cualquier parte del mundo sin pedir permiso a nadie y sin tener que guardar respeto alguno a la soberanía de una nación. También le dará más argumentos a quienes bombardean Libia, o a quienes quisieran nuevos operativos en Siria o Irán.
Otra interrogante es acerca de qué impacto tendrá la baja de Bin Laden en Al Qaeda. Varios antiguos agentes de la CIA han manifestado al canal Al Yazeera sus dudas acerca de ello, pues Bin Laden sería, más que todo, una figura que hacía declaraciones, aunque esta es una red más federativa donde sus diversas bases tienen más autonomía.
Los jihadistas saben que su vida está contada pues, tarde o temprano, deben morir ya sea auto-inmolándose o en combate. Un gran respiro para ellos es que Osama no se entregó, como hubiese querido EEUU, sino que habría resistido y muerto en acción.
Robert Grenier, ex director del Centro Contra Terrorista de la CIA en el 2004-2006, considera, además, que Al Qaeda estaba de caída. Los levantamientos populares árabes han demostrado cuán poco arraigo ésta tiene dentro de las masas musulmanas, muchas de las cuales están resentidas con él debido a que la mayor parte del as víctimas mahometanas en las últimas guerras se deben a él.
Lo ocurrido va a reforzar mucho a Obama, quien querrá usar la cabeza de Osama como su gran trofeo con el cual ser re-electo y re-lanzar a su megapotencia como líder mundial.
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